La ira surge cuando las cosas no salen como esperabas: una caída, un desvío equivocado o el agotamiento que te hace cuestionar por qué empezaste. Sin embargo, la montaña te enseña que la frustración es pasajera. Respirar profundo, aceptar el error y seguir adelante es la clave. La ira descontrolada nubla tu mente, pero transformada en determinación, se convierte en un motor que te impulsa a superar cualquier obstáculo.
Imagina una carrera que no solo desafía el cuerpo, sino también el espíritu. La Divina Coleta es más que un evento deportivo: es un viaje épico inspirado en la Divina Comedia de Dante, donde cada pedalada es un paso hacia…
